La celebración verbenera como reacción al adocenamiento académico, un happening con ruido midi y cerveza de barril, estribillos pop y castañuelas; parte de una memoria colectiva que camina de la mano de nuestro bagaje cultural mas elevado, demasiado pandereta para ser aceptado como hecho artístico, pero significante en el contexto de la academia y su rutina. Una fuga en un espacio adecuado para la docencia, de pronto reconfigurado en escenario para el exhibicionismo público con coartada.

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