ESTE KARAOKE TAMBIÉN ES ARTE

Rirkrit Tiravanija organiza una cena en casa de un coleccionista y le deja el material necesario para preparar una sopa thai. Philippe Parreno invita a un grupo de gente a practicar sus hobbies favoritos un 10 de mayo en la línea de montaje de una fábrica. Vanessa Beecroh viste de la misma manera y peina con una peluca pelirroja a unas veinte mujeres que el visitante sólo ve a través del marco de una puerta. Maurizio Cattelan alimenta unas ratas con queso “Bel paese” y las vende como copias o expone cofres que han sido recientemente saqueados. Jes Brinch y Henrik Plenge Jacobsen instalan en una plaza de Copenhague un colectivo volcado que provoca, por emulación, un tumulto en la ciudad. Christine Hill encuentra trabajo de cajera en un supermercado o propone un taller de gimnasia una vez por semana. Carsten Holler recrea la fórmula química de las moléculas segregadas por el cerebro del hombre cuando está enamorado, construye un velero de plástico inflable o cría pájaros para enseñarles un nuevo canto. Noritoshi Hirakawa publica un aviso en un diario para encontrar a una joven que acepte participar en su exposición. Pierre Huygue convoca a la gente para una prueba, pone una antena de televisión a disposición del público, expone la foto de obreros trabajando a pocos metros de la obra en construcción. Muchos más nombres y muchos más trabajos completarán esta lista: en todos los casos, la parte más vital del juego que se desarrolla en el tablero del arte responde a nociones interactivas, sociales y relacionales.

Frente a los medios electrónicos, los parques de diversión, los lugares de esparcimiento, la proliferación de formatos compatibles de sociabilidad, nos encontramos pobres y desprovistos, como rata de laboratorio condenada para siempre a un mismo recorrido, en su jaula, entre pedazos de queso. Pronto, las relaciones humanas no podrán existir fuera de estos espacios de comercio

En un mundo regulado por la división del trabajo y la ultraespecialización, por el devenir-máquina y la ley de la rentabilidad, es importante para los gobernantes que las relaciones humanas estén canalizadas hacia las desembocaduras previstas y según ciertos principios simples, controlables y reproducibles.

Para inventar entonces herramientas más eficaces y puntos de vista más justos, es importante aprehender las transformaciones que se dan hoy en el campo social, captar lo que ya ha cambiado y lo que continúa transformándose.

Del prólogo del libro "Estética relacional" de Nicolas Bourriaud, que acaba de ser publicado en castellano.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo me apunto muchachos!!!!

Anónimo dijo...

ya estan los del C haciéndose los listos

Anónimo dijo...

ya están los retrasados como tú haciendo comentarios nada constructivos. Vamos a dejarnos de piques absurdos y cantarnos unos temitas tranquilitos, y aprovechar la ocasión para enterarnos bien de qué es eso del arte relacional, que siempre vene bien. Yo me apunto y elijo tema!

ml dijo...

reservame la de miranda!!!! q es pa mi!!!

y ese grifo de cerveza q no falte!!!!q me relaciono mejor asi!!!

David Ferrer dijo...

eso está hecho!

Anónimo dijo...

El poeta
no quería ser poeta
no quería su destino
quería ser una parra
para convertirse en vino
que con el vino se canta
y se toca la guitarra
que con el vino se sueña
y con el vino se baila
que con el vino se reza
y con el vino se ama
que con el vino se olvida
si la vida te maltrata
quería ser una parra
para enterrar sus raíces
y así llanarlas de savia.

Juan Fuentes